La muerte de Alejandro Còrdova

En la madrugada del 1 de octubre de 1944, el periodista Alejandro Córdova, director del periódico El Imparcial, y el industrial Fredy Koenisberger, dueño de la ferretería El Candado Dorado, asistieron a una reunión en la casa de don Enrique Sello y como a las 3 de la mañana se dirigieron a la Villa de Guadalupe, residencia del conocido periodista.  Cuando su acompañante que conducía el automóvil Cádillac, cupé, color plomo, con placas No. 208, acababa de estacionarse frente al chalet las Gardenias, 8ª. avenida entre 2ª. Y 3ª. calles, fueron interceptados por un grupo de hombres armados que llevaba órdenes de matarlo.  Uno de ellos le dijo: “Dos palabras”. Y Córdova le respondió: “¿Qué quiere, amigo”?  En ese momento se escucharon varios disparos y el periodista y su acompañante se desplomaron.  Los balazos fueron escuchados por su esposa, Marta de Córdoba, y por los sirvientes Clemente Tajiboy, Alberto Zarazúa, Juan Antonio Morales e Ismael herrera, quienes salieron de prisa para ver qué había sucedido.

Mientras Córdova y Koenisberger se debatían entre la vida y la muerte, los autores del atentado, Federico Paiz Madrid, Luis Ochoa del Cid y José Manuel Herrera Muñoz, amparados por la sombra de la madrugada, corrieron hacia una camionetilla que los esperaba a pocos metros del lugar del atentado. Allí los esperaba Humberto Mendizábal Amado, Alboroto, el conductor del auto fatídico, listo para emprender la marcha, y se perdieron por las calles y avenidas adyacentes.  Se dirigieron al Tercer Destacamento de Policía, en el barrio de San Pedrito y dejaron abandonada la camionetilla.  Preocupados por los hechos caminaron por la 12 avenida y en la 18 calle cruzaron hacia la 10ª. avenida, entraron a una cantina y se echaron un trago.

Momentos después se despidieron y Paiz Madrid, jefe del grupo, les dijo que tenían que separarse y que no olvidaran presentarse al despacho del coronel Evaristo Orozco para informarle de que habían cumplido la misión. Orozco los había citado el día anterior y con voz enérgica les dijo de que “por órdenes del presidente provisional Federico Ponce Vaides tenían que matar al periodista Alejandro Córdova esa noche y si se negaban, serían fusilados inmediatamente”. Como se trataba de sus vidas o la del periodista, tuvieron que ejecutar la orden, aún en contra su voluntad. Las investigaciones confirmaron que Paiz Madrid había disparado contra Córdova y Ochoa del Cid, contra su acompañante.

Madrid era agente rebajado de la Dirección General de la Policía, del Cid era motorista y Herrera y Mendizábal, agentes del Cuartel No, 1. Todos fueron capturados al caer Ponce, pero Madrid y del Cid escaparon de la cárcel. La opinión pública se dividió; unos estaban indignados y la emprendieron contra ellos y les colocaron epítetos ofensivos, como si fueran los peores criminales del mundo. Otros, como yo, pensaban que tuvieron que hacerlo, porque sus vidas estaban en peligro; lo hacían o lo hacían. No había mucho que escoger, porque “las órdenes del presidente no se discutían; se ejecutaban”.

Al hacerle la autopsia al malogrado periodista, los doctores dieron a conocer que la bala le penetró en la mitad del pecho, chocó en el esternón, se desvió hacia abajo, llegó a la parte superior del hígado y se alojó en la parte más blanda. También se supo que Herrera Muñoz le disparó a Koenisberger. Al día siguiente fue a la Iglesia de Santo Domingo a pedirle perdón a la Virgen del Rosario, por haber participado en la muerte de Córdova. Con el nuevo Gobierno, la Policía Nacional fue sustituida por la Guardia Civil y prometieron capturar a los prófugos en el menor tiempo posible.

Para darle un mensaje de efectividad a la ciudadanía que empezaba a creer en ellos, el 22 de octubre, unos guardias que rondaban por Gerona vieron a un individuo sospechoso y lo reconocieron como Federico Paiz Madrd. En la 16 avenida y Callejón del Administrador, hoy 15 calle “A” –según el reporte de las autoridades- “Madrid los atacó a balazos y ellos para defender sus vidas le dispararon hasta darle muerte”. Como las autoridades siempre tienen la razón, a partir de ese momento dicen que fueron atacados, para ocular que fue una ejecución extrajudicial.

Los autores materiales de la muerte de Córdova fueron sentenciados a muerte en Primera Instancia, pero familiares, vecinos y amigos de Ochoa del Cid le enviaron un memorial al doctor Juan José Arévalo, entonces presidente de Guatemala, para que le perdonara la vida. En dicha petición le explicaron algunos detalles y le dijeron de que los condenados habían sido amenazados si desobedecían la orden. En Segunda Instancia, las condenas quedaron así: Luis Ochoa del Cid y José Muñoz Herrera, 30 años de prisión y Humberto Mendizábal Amado, 20 años.

Han transcurrido más de 6 décadas y las nuevas generaciones saben muy poco de este hecho sangriento que fue el principio del fin del general Federico Ponce Vaidez que creyó tener el carácter y la mano fuerte de Jorge Ubico para perpetuarse en el poder. Alejandro Córdova encabeza la lista de los mártires del periodismo. En la Palmita hubo un biblioteca que tenía su nombre y un instituto de Huehuetenango, su tierra natal, se llama Alejandro Córdova. Al momento de su muerte tenía 52 años.

Con el tiempo, parte de la Villa de Guadalupe, se convirtió en la zona 10 y en el sitio donde estuvo el chalet las Gardenias, hay un condominio. La pared es de ladrillo, la dirección es 16 avenida ente 18 y 19 calles; en el centro hay una plaqueta que dice: A la memoria de Alejandro Córdova, mártir de la libertad, en el cincuentenario de la Revolución de Octubre”. Procuraduría de la Nación, 1 de octubre de 1994. En la parte superior del frente del edificio de bienestar estudiantil de la USAC, hay un mural que dice: “El Imparcial, 20 de Octubre de 1944”. Abajo concluye: “Guatemala Libre”.

– Lic. Miguel Ángel González Ortiz

21 comentarios el “La muerte de Alejandro Còrdova

  1. sibila dice:

    la muerte de alejandro cordova.
    Me gustaria saber mas a fondo sobre los sucesos de esa epoca.
    favor indicarme donde puedo encontrarlos.
    saludos

    sibila

    • Sibilia. Durante mayo y junio de 1944 el ambiente político estaba en su punto más peligroso, porque grupos de obreros y estudiantes manifestaban por las principales de la capital. Alentados por políticos que tenían ambiciones presidenciales, exigían cambios en la férrea manera de gobernar del presidente Jorge Ubico Castañeda, pues consideraban que ya era tiempo de que hubiera cambios que beneficiaran a los guatemaltecos. Durante la manifestación del domingo 25 de junio murió la maestra María Chinchilla, en la 6a. avenida y 17 calle. La historia tradicional (escrita por los vencedores) dice que fue asesinada por fuerzas del Gobierno. Ella fue una víctima inocente de las circunstancias, porque la bala que le cortó la vida fue disparada por los manifestantes. Como era maestra la tomaron como símbolo para quee los movimientos obrero-estudiantiles tomaran fuerza.Y fue o que motivó la caída del presidente provisional Federico Ponce Vaides. El 1 de octubre de 1944 fue la muerte del periodista Alejandro Córdova. Yo tenía nueve años y un día antes de la muerte de María Chinchilla manifesté en la 6a. avenida, sin saber de qué se trataba la marcha.

  2. ALBA VÁSQUEZ dice:

    me interesa muchísimo saber dónde encuentro más detalles sobre estos sucesos.

    Alba

  3. recuerdo mucho el diario el imparcial porque mi abuelo fue parte de el

    • Luz María: quienes vivieron esa época tan discutida de nuestra historia recuerdan con nostalgia el periódico El Imparcíal, porque con Nuestro Diario formaron un frente para denunciar los abusos del presidente provisional Federico Ponce Vaides, que deseaba perpetuarse en el poder por la fuerza de las armas. Los comentarios de los columnistas de El Imparcial colmaron su paciencia y planificó el asesinato del director, periodista Alejandro Córdova. Si tu abuelo trabajó en ese diario debe haberte contado alguna anécdota de sus experiencias vividas en las oficinas de redacción o en los talleres. Quienes tenían los cinco centavos lo compraban todos los días para entrarse del acontecer político. Yo también «trabajé» allí, pero en las calles, porque fui voceador. ¿Cómo se llamaba tu abuelo? Gracias por haberte interesado en este reportaje..

  4. jeanette jimenez dice:

    Agradezco tan enriquecedor informe acerca de este martir de la revolucion de 1944.estoy interesada ya qye es un personaje ilustre de mi barrio .

    • Jeanette, El periodista está obligado a escribir reportajes de los hechos relevantes de la historia política del país, para que las nuevas generaciones conozcan casos como éste y tengan argumentos para discutir y no permanecer alejadas de nuestra realidad. Tú debes sentirte orgullosa (no presumida) de vivir cerca de la casa donde asesinaron a Alejandro Córdova, director de El Imparcial, el primer periodista mártir que ofrendó su vida 19 días antes de la Revolución del 20 de octubre. En el 2004 yo estudiaba en la USAC, para sacar una licenciatura en periodismo y les fui a dar una plática a un grupo de estudiantes de la Escuela de Ciencias de Comunicación y ninguno hizo preguntas respecto a la Revolución del 20 de 1944. Espero que estés satisfecha con este pequeño resumen.

  5. Vale De Rosales dice:

    me llamo la atención muchísimo esto porque yo trabajo a la par de ese condominios y vi la plaqueta, cabe la pena mencionar que esos condominios están completamente abandonados, cosa que también me llama la atención, gracias por este enriquecedor articulo.

  6. Vale, es triste saber que el antiguo chalet Las Gardenía donde fue asesinado el recordado periodista Alejandro, por órdenes del presidente provisional Federico Ponce Vaides, haya sido por las autoridades obligadas a mantener en la memoria de las nuevas generaciones la innecearia ejecución del valiente periodista Alejandro Córdova, director de El Imparcial, en esa época el pejor diario de Centroamérica, no se hayan preocupado por darle mantenimiento a ese condominio. Ojalá que el 30 de noviembre, Día del Periodista, alguna asociación de prensa lo visitara y colocara una ofrenda floral sobre la plaqueta conmemorativa. Alejandro Córdova, el primer martir de la furia de Ponce Vaides, merece ser recordado siempre.

  7. En las secciones Wikipendia (enciclopedia libre), relacionadas con el periódico El Imparcial y con la biografía del general Federico Ponce Vides, presidente provisional de Guatemala (1944), publican la nota «La muerte de Alejandro Córdova», pero en ninguna de las dos se me da el crédito, porque soy el autor del reportajje, publicado en el Blog chapín en el 2010, que es parte de un libro que estoy preparando y cuyo título es Memorias de un niño pobre. .Ambos artículos tienen dos errores del o de las personas que los publicaron, porque tiene repetida la frase «que los esperaba…». Donde se habla de El Imparcial escribieron, «26 de julio de 20l4», la fecha cuando lo tomaron del Blog chapín. Es bueno que quienes tienen espacio para escribir la historia de Guatemala publquen la muerte de Alejandro Córdova, porque ese crimen innecesario fue el principio de la caída del general Federico Ponce Vaides.

  8. Cèsar Yanes Mèndez dice:

    soy telegrafista y Alejandro Còrdova fuè telegrafista nosotros tenemos una asociación de antiguos telegrafistas y el 27 de abril de cada año le llevamos un arreglo floral a la tumba de Alejandro Còrdova, quisiera saber su biografia, será posible?

  9. Flor Ramirez dice:

    Mi nombre Flor Ramirez. No he podido encontrar con quien se casó Alejandro Cordova y cuantos hijos tuvo. Por favor necesito

  10. Jorge Gutierrez dice:

    Gracias por compartir, la verdad es que guatemaltecos como Alejandro Cordova faltan en Guatemala al igual que medios como el Imparcial.

  11. Es triste reconocer que a 74 años de su muerte, la situación de Guatemala no ha cambiado mucho. La corrupción, uno de los flagelos que más nos han castigado, ahora está enraizada en las altas esferas gubernamentales y que desde allí surgen las órdenes para detener la investigaciones. La Cicig vino a descubrir toda esa podredumbre, el Presidente ordenó su expulsión para evitar esas investigaciones. Alejandro Córdova fue el primer mártir del periodismo actual y casi nadie lo menciona, ni lo conoce.

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